Lo sabía, sabía que también lo acabaría haciendo. No tenía bastante con ser mamá de una preciosa princesa de 2 añitos, que tenía que dejar un trabajo estable para emprender y echarme a la piscina (sin saber cuánta agua llevaba); y ahora, por si me aburro y me parece poco, compartir en este blog mis experiencias, mis logros y mis fracasos, mis miedos e incertidumbres… pues quiero compartir contigo, que me estás leyendo, el rumbo que he elegido tomar en mi vida.

No sé si serán suficientes las horas del día para llevar éste nuevo negocio, para cuidar a mis clientas, para darle mimo a mi tienda, para educar a mi hija, para llevar mi casa, para estar con mi familia, para… ¿vivir? Bueno esto último lo pospondré una temporadita.

Sí, yo llevaba una vida cómoda, sin riesgo alguno y monótona. Con mis horarios fijos en un trabajo para el que no estudié y muy alejado de mis verdaderas pasiones; lo tenía todo para vivir relajada y sin sobresaltos, así que ¿dónde está el problema? ¡En la chispa! En la chispa de levantarte y saber que tú eres tu propia dueña, en la chispa de ir a tu trabajo con ganas de comerte el mundo, en la chispa de hacer lo que realmente quieres hacer, te gusta y sabes que vales para ello, en la chispa de sentirte liviana y quitarte de encima la mochila de la monotonía, en definitiva… en la chispa de sentir nuevamente las mariposas en la barriguita cuando llegas a tu trabajo y levantas la persiana. Y ahora vuelvo a tener y sentir nuevamente esa chispa de saber que yo misma he sido capaz de dar un volantazo y ser la dueña del rumbo de mi vida.

Con este blog, querida amiga, quiero contarte esta experiencia, quiero mostrarte las últimas tendencias en ropa infantil y aconsejarte en este sentido, quiero darte (si me permites) mis humildes consejos como mamá y emprendedora basados en mis propias experiencias y en el implacable resultado de prueba y error. Y espero con ello divertirte y sobre todo ser útil. Lo de vivir… por ahora puede esperar.